sábado, septiembre 16, 2006

PERDER EL NORTE

En estos tiempos de tanta agitación y de tantas susceptibilidades, perder el norte es algo que debemos procurar no cometer. Sobre todo si ocupamos un lugar o jerarquía que nos dé relevancia y haga que cualquier palabra que pronunciemos o actitud que adoptemos será analizada con lupa. Más, como digo, en estos tiempos que corren donde hay muchos dispuestos a magnificar cualquier hecho por pequeño que pudiera parecer.
Es lo que en cierto modo ha ocurrido con las palabras del papa Ratzinger sobre la violencia del islam. Las consecuencias no se han hecho esperar: se ha pedido que pida perdón públicamente, se han atacado algunas iglesias. El Vaticano ha reaccionado lamentando que se haya torcido el sentido que Benedicto XVI quiso dar a sus palabras y pide excusas si ha ofendido a alguien. Se puede fallar, pero lo mejor es la rectificación; ayer hablaba de algo de eso.
Con las palabras quedamos también algunas veces desnortados. No con ellas, le aclaro a Zalabardo, que ya una vez me parece que dije que las palabras son inocentes y cualquier carga negativa que en ellas hallemos habrá que imputárnosla a los que las usamos. Algo de ello ocurre con palabras de la familia de norte y sur, procedentes de los términos franceses nord y sud. Yo siempre defendí que los sufijos para formar palabras de las familias de ambas debieran ser nor- y sur- en lugar de nord- y sud-, que eran las formas admitidas en el diccionario de la Academia. Defendía, pues, que debiera aceptarse como buenas las formas suramericano, sureste, suroeste, noreste y nórtico (o norteño), etc., en lugar de sudamericano, sudeste, sudoeste, nordeste y nórdico, etc.
Si se mira el diccionario de la RAE, podemos ver que sus propios redactores se hacen un lío. En la entrada sudamericano, remite a suramericano, considerando que esta es la forma preferida; por contra, en sureste y suroeste remite a sudeste y sudoeste, admitiendo el criterio contrario. No recoge más que la forma nordeste (olvidando noreste), aunque sí aparece noroeste. Y diferencia entre norteño, 'del norte' y nórdico, 'del norte de Europa'. El Diccionario del español actual, de Seco, con leves diferencias, sigue la misma actitud. Y ninguno de los dos recoge nórtico, que sí aparece en el de María Moliner.
Hoy se me ha ocurrrido consultar el Diccionario panhispánico de dudas y veo con agrado que ha habido alguna rectificación, aunque no se haya producido una total unificación de criterios. Se recomiendan los elementos sur- y nor- como prefijos con preferencia a sud- y nord- y se defienden como preferibles, por ser más frecuentes, sureste, noreste, etc. Sin embargo, se sigue recomendando Sudáfrica o Sudamérica. Todavía queda algo por andar.

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