martes, octubre 24, 2006

DE LA HABANA HA VENIDO UN BARCO...

...cargado de... Ese era un juego que antes se practicaba mucho. Se daba la letra inicial y había que adivinar la carga de ese barco que no paraba de llegar de La Habana. Antes los juegos eran diferentes y más de carácter colectivo. Hoy tienden a ser juegos solitarios, de los del individuo contra la máquina.
El barco este del que hablo viene cargado de pronombres. Pero pronombres mal utilizados. Hace unos días, en un programa de televisión realizado en Barcelona, el locutor, creo que su nombre es Jordi Hurtado, decía a un concursante: "Mándela un saludo a su..." Esta misma tarde, en la radio, Boris Eizaguirre comenzaba un parlamento: "Yo, de pequeño, me gustaba..." Digo los nombres sin ninguna intención especial, o, mejor dicho, con una, la de que veamos lo extendido que está el fenómeno. Uno es catalán y el otro es venezolano. Pero las modas no se detienen en nadie. Nosotros, los andaluces, no solíamos tener problema en este campo. Hoy, con el empuje de los medios, el mal nos contagia a todos.
Vamos con el segundo caso. Yo es un pronombre de primera persona que únicamente funciona como sujeto (yo pienso, yo digo, yo he considerado, etc.) por lo que, lógicamente, se acompañará tan solo de formas verbales en primera persona. Por eso no se debe decir yo me parece que..., yo me gusta..., etc., porque los sujetos de esos verbos son aquello que a mí me parece o aquello que a mí me gusta. Y es esa forma preposicional, a mí, la que hay que utilizar en tales casos.
En el primer caso estamos ante el problema de los pronombres átonos de tercera persona, que siempre funcionan como complemento directo o indirecto. Como complemento directo se utilizan las formas lo (para masculino) y la (para femenino): lo/la he visto (a él o a ella), lo comprendo (eso), la sé (la lección), lo/la espero (a él o a ella). Como complemento indirecto se utiliza solamente la forma le (invariable para masculino y femenino): le hice un regalo (a él o a ella), le daré una propina (a él o a ella). La única salvedad que se hace es permitir le para complemento directo de persona masculino, aunque no es aconsejable: le espero (mejor lo espero), le escucho (mejor lo escucho). Cualquier otra forma de leísmo (uso de le en lugar de lo o la), laísmo (uso de la en lugar de le) o loísmo (uso de lo en lugar de le) es reprobable.
Me dice Zalabardo que no siga porque el comentario de hoy resulta muy seco; bueno, él me dice que "muy profesoral" y que para esto no vale la pena tener una agenda. También me dice que habrá que pensar en su continuidad, pues lo que empezó siendo tan solo una especie de desahogo íntimo va asomándose al exterior más de lo apetecible. Le digo que eso parece el pudor propio de los autores de diarios, que se esconden para escribir en secreto lo que, en el fondo, desean que salga a la luz pública. Me responde que me lo tome como quiera; pero que, en cualquier caso, habrá que cuidar más los contenidos y el estilo. Me lo pensaré.

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