domingo, diciembre 31, 2006

LO MÁS DE LO MÁS

31 de diciembre. Otro año más que se acaba. ¿O sería más real decir que somos nosotros los que nos vamos acabando, poco a poco, según trancurre esa fantasía que denominamos tiempo. Pero mejor no adentrarse por esos vericuetos. Hoy, conjuntamente con Zalabardo, he pensado sumarme a los diferentes actos festivos con que despedimos un año y recibimos otro. Comer en familia, tomar las uvas, brindar con cava. ¿Qué puedo decir que no sepáis?
De este cierre de un año y apertura del siguiente, siempre me ha llamado la atención el interés por hacer listas de lo más destacado a juicio, por lo general, de quien confecciona la lista. Pero, sea como sea, la verdad es que mucha gente espera que tales listas comiencen a aparecer para, en unos casos, orientar sus propias listas de regalos pendientes; en otros, para usar los datos en próximas conversaciones y ofrecerlos como juicios propios.
Hace unos días leía un reportaje sobre las seis mejores novelas españolas de 2006. ¿Por qué seis? ¿Por qué no diez? ¿Por qué no, simplemente, la mejor? Tengo que reconocer, en este caso, que, de las seis, solo conozco una, La fortuna de Matilda Turpin, de Álvaro Pombo, que me han regalado el día de Navidad. He de decir, por otra parte, que cada día atiendo menos las novedades literarias y miro más hacia atrás, concediendo mayor espacio a las relecturas. Ahora, por ejemplo, estoy ocupado con Las olas, de Virginia Woolf y, no hace mucho, volví a leer Las uvas de la ira, de Steinbeck. Será cosa de los años, pero cada vez me cuesta más encontrar una lectura que me entusiasme. No es cuestión de exigencias, son los años, repito.
Esta misma tarde, en la radio, escuchaba algo semejante, pero referido a la música. No se trataba de varias, el locutor hablaba solo de la mejor canción de 2006. Naturalmente, a juicio de quien hablaba. Concedía este honor a Spanish generation, de Concha Buika. Tengo que coincidir, en este caso, en dar tal crédito, es mi juicio, a la intérprete, aunque no sé si a la composición. Buika, creo, es de las pocas personas políticamente incorrectas que van quedando en un mundo donde todos nos preocupamos tanto por las formas.
Por fin, aunque no para este final de año, sino para conmemorar el Día del Libro de 2006, la Escuela de Escritores, ignoro quienes constituyen tal organización, que conocí a través de internet, propusieron la elección de la palabra más bella del castellano. Recibieron 41.022 votos que se repartieron entre 7.130 palabras. La vencedora recibió un total de 3.364 votos (más o menos un 8 % del total). ¿Qué palabra fue esta? Amor. ¿Cuáles fueron las diez más votadas?: junto a la ganadora, libertad, paz, vida, azahar, esperanza, madre, mamá, amistad y libélula. Si tuviera que votar entre ellas, me quedaría con la última. Zalabardo y yo enviamos nuestra elección: sahumerio. Y como había que explicar las razones dijimos: por el sonido sibilante, como el viento, de su inicio; por el misterio de la h muda; por el aroma a alhucema enredado en sus cuatro sílabas y por el valor cabalístico de sus cinco vocales. Tuve la curiosidad de comprobar si alguien más elegía esta palabra; en total hemos sido cuatro.
Para final, no queda sino recurrir al tópico, aunque con la esperanza de que lo expresado se haga verdad: que el año próximo sea bueno para quienes hayan tenido un 2006 regular o malo. Y para quienes lo hayan tenido bueno, que la cosa continúe. Felicidad para todos.

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