sábado, enero 13, 2007

LOS TOROS Y EL LENGUAJE

Me imagino que todos cuantos leen estas notas saben que este año de 2007 será el último en que se celebren corridas de toros en Barcelona. Las causas hay que achacarlas, a medias, a la empresa de la plaza, que alega que las corridas ya no son rentables, y a los ediles municipales, que llevan tiempo luchando por desterrar las corridas de toros de la ciudad. El adalid actual de tal movimiento es el republicano Jordi Portabella que ha hecho lo indecible por considerar la ciudad "antitaurina", aunque ya en 2004 Iniciativa per Catalunya presentó una moción para prohibir los espectáculos taurinos.
Los toros han despertado, desde siempre, filias y fobias en nuestro país. Lo que, en cualquier caso, no se puede es negar que tales espectáculos tienen una honda raíz popular y pertenecen a nuestro acervo tradicional. Independientemente de que los defendamos o condenemos por la razón que sea. Últimamente, la razón más esgrimida para condenarlos es la de la defensa de los animales, aunque no sea la única. Nuestra literatura es, también, reflejo de tales actitudes: Fiesta de toros en Madrid, de Nicolás Fernández de Moratín, o Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, de García Lorca, son buenos ejemplos de la taurofilia, sin que olvidemos El caballero de Olmedo, de Lope de Vega. En el polo opuesto está, creo que por encima de todos, el Informe sobre los espectáculos y diversiones públicas, de Jovellanos.
Creo que Zalabardo, que quiere sopesar argumentos a favor y en contra, es más defensor que detractor de las corridas de toros. Pero me dice que él se muestra escéptico de que puedan desaparecer del todo. Y como no quiere seguir hablando de ello, me arrastra sibilinamente hacia otra cuestión: la influencia del mundo taurino en el lenguaje diario. Hago como que no me doy cuenta y simulo haber caído en su trampa. La jerga taurina es riquísima, como consecuencia de la larga historia de esta actividad en nuestro país. Covarrubias, en su Tesoro, dice que "los españoles son apasionados por el correr de los toros" y remonta la fiesta hasta los griegos. El DRAE recoge más de ciento ochenta palabras relacionadas con las corridas de toros. De ellas, muchas han pasado, como palabras simples o expresiones, al lenguaje diario. Veamos algunas, siquiera sean las más comunes: someter a alguien a acoso y derribo; hacer una faena de aliño, cuando se hace algo sin mucho interés, sino deseando terminar lo antes posible; dejar o estar para el arrastre; dar a alguien el descabello; coger el olivo, es decir, rehuir algo y refugiarse para no sufrir malas consecuencias; ser un simple peón, no tener responsabilidad, o tenerla solo secundaria, en algo; pinchar en hueso, cuando algo se nos resiste; hacer algo como para salir por la puerta grande, tener éxito; ver los toros desde la barrera, opinar de algo desde una posición de ventaja en la que no se expone uno a ningún peligro; o coger al toro por los cuernos, enfrentar una cuestión con decisión sin que importen los riesgos.
Por supuesto que hay más. Algunas son palabras tan específicas del espectáculo taurino que se perderían si la fiesta se perdiera, lo que en sí mismo no es argumento de nada porque muchas palabras nacen y mueren continuamente; y en cuanto a las expresiones como las comentadas más arriba, si los toros desaparecieran llegaría un momento en el que nos costaría explicar el origen de su sentido. Como también se perdería, que no lo duden los abolicionistas que tanto lo defienden, el toro de lidia, cuya cría no tiene otra finalidad que la de ser uno de los factores, es posible que el principal, de las corridas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Soy Andres. que no me lea el que no quiera, el se lo pierde.
De tauromaquia se un poquito porque antes era muy aficionado a los toros, eso si, la presion social esta para algo y todos cambiamos.
Es curioso pero carlomagno y alfoso x el sabio eran muy aficionados al lanceo igual que el propio cid campeador (tenia hasta tiempo para eso). y lo que es mas curioso es que el propio carlos primero de españa lanceo tambien un toro para celebrar el nacimiento de su hijo felipe II.
Bueno, despues de la guerra civil es la figura de manolete la que levanta la aficion, como sabe todo el mundo y despues vinieron los toreros ya conocidos de los tiempos actuales.
Despues de este repasillo historico mi comentario viene al caso de que los defensores del toreo algo tendran que decir, ¿y que dicen? pues que el toro de lidia se perdera. pues que no se pierda o acaso se pierden los caballos salvajes en galicia (y se han quemados unos pocos en un incendio peor que lo del prestige, que todo hay que decirlo). en resumen, si queremos no se pierde que ya son grandes las llanuras de salamanca.
Otro asunto es el numero de salarios que el toreo genera. esto tambien tiene remedio: que hagan las plazas de toros museos, recintos de espectaculos y lugares de encuentro para la cultura buena (ya hablare un dia de la mala cultura). hay que reconocer que su arquitectura es unica en el mundo.
Y que me dicen de las tradiciones que estan saliendo recientemente y que vemos en la TV: todo un pueblo corriendo detras de un toro apaleado por cuantos pueden. ¿y esas vaquillas que son maltratadas en fiestas populares que estaban perdidas o casi y que han despertado a las multitudes a participar?.
En la ultima decada estas nuevas tradiciones amenazan con maltratar incomprensiblemente a muchos toros y vaquillas con el unico proposito de divertir a las masas. aqui nadi pone el grito en el cielo y las TV lo ponen de ejmplo de cultura y tradicion.
Andres.

Anónimo dijo...

Siento discrepar en este aspecto. Sin ser abolicionista radical (la radicalidad nunca lleva a ningún lado) de las corridas de toros, creo que no existe justificación alguna para maltratar, con esa crueldad extrema en el caso de los toros, a ningún animal. Ninguna tradición debe sostenerse si es a costa del sufrimiento en vano de un ser vivo.
J.A.G.