jueves, marzo 22, 2007

¿Y DÓNDE LO PONEMOS?

Javier y José Francisco saben de mi fervor hacia Juan Ramón Jiménez. La verdad es que ellos no le son muy afectos y lo entiendo, porque comprendo que es un poeta que sacó casi todas las papeletas de la rifa para hacerse antipático. Porque corre peligro de hacerse antipático quien dice aquello de que nadie en España había hecho por la poesía tanto como él. Y lo peor es que hay que darle la razón. ¿Ha habido en nuestra lengua alguien tan preocupado por hallar el sentido exacto de la expresión? Eternidades, libro de 1916-1917, se abre con el poema Acción, que dice así: No sé con qué decirlo, / porque aún no está hecha / mi palabra. Al final de su vida, cuando está preparando Leyenda, lo que deseaba que fuese su obra completa en verso, el poema pasa a llamarse La acción final y dice así: No sé con qué decirlo, no sé con qué decirme, acción goethiniana; porque aún no está hecha mi callada palabra. En 1949, cuando escribe Dios deseado y deseante, incluye en él un poema titulado El nombre conseguido de los nombres; leemos en él: Todos los nombres que yo puse al universo que por ti me recreaba yo, se me están convirtiendo en uno y en un dios. /El dios que es siempre al fin, el dios creado y recreado y recreado por gracia y sin esfuerzo. El nombre conseguido de los nombres. Conciencia de objetivo cumplido.
Pero a mí me interesa traer ahora aquí unos versos de Diario de un poeta recién casado, de 1916: ¡A ver! ¡Que quiten de aquí el barco, que va a nacer Venus! -¿Y dónde lo ponemos? ¿Y dónde lo ponemos? Eso es lo que le digo yo a Zalabardo cuando hablamos de la construcción de un titular periodístico de hace unos días, ¿y cómo lo ponemos? Porque estamos hablando de la dificultad de situar algunos complementos en un sintagma para evitar, primero, que nos salga una frase de ambigua interpretación; y conseguir, segundo, que la interpretación realizada sea la correcta y adecuada.
Creo que alguna vez he hablado de la cuestión y he sacado a colación la frase que podía leerse en el escaparate de un establecimiento: Pantalones para caballeros de tergal rebajados. ¡Toma castaña! ¿Quiénes son de tergal, los caballeros o los pantalones? ¿Y quiénes están rebajados, los pantalones o los caballeros? Por supuesto que cualquiera entiende la frase, pero quedaría mejor si se hubiese dicho: Rebajados, pantalones de tergal para caballeros. Y todos tan contentos.
El titular del que me habla Zalabardo reza del siguiente modo: El PP lanza la mayor agitación en la calle de su historia contra Zapatero. En primera página y a cuatro columnas. Invito a realizar el juego de las interpretaciones posibles y adelanto solo dos: ¿la historia del PP contra Zapatero?; ¿cuál es la historia de "su" calle del PP? Si leemos nada más que el encabezamiento, nos enteraremos de que se habla de la mayor manifestación en la calle contra la política de un gobierno durante la historia de la democracia. Eso quiere decir que el titular habría quedado algo mejor del siguiente modo: El PP lanza contra Zapatero la mayor agitación en la calle de la historia [de la democracia]. Y aún se podría pulir más.

No hay comentarios: