lunes, abril 30, 2007

FUNDÉU

Tiene razón Zalabardo cuando me echa en cara que la mayoría de las notas que incluyo en la agenda que tan amablemente me cede ofrecen un tono de agria crítica hacia cualquier tipo de desmán cometido contra la lengua y me pregunta, en tono irónico, si no habrá alguien, en algún lugar, que haga las cosas bien. Le contesto que a los profesores nos pasa en muchas ocasiones que lanzamos una reprimenda cuando no están en clase los que se la merecen y han de cargar con la regañina los alumnos cumplidores.
Por supuesto que hay, no alguno, sino bastantes, que hacen, o tratan, que es lo importante, de hacer bien las cosas. Ya en alguna ocasión he citado aquí que Machado, don Antonio, presumía no de hechos, sino de propósitos. Porque la perfección, creo que ya también lo dije una vez, es difícil de alcanzar sea el campo que sea. En esta área del lenguaje existe una organización que, al menos en mi opinión, hace bien las cosas. Se trata de FUNDÉU, que aunque pudiera confundirse con un término de la gastronomía, fondue, no tiene nada que ver con él, sino que es el acrónimo de Fundación del Español Urgente. Esta organización depende de la agencia EFE, que ya comenzó a dar señales de sus preocupaciones por la corrección lingüística con su Manual de Español Urgente, y que en la actualidad dirige Álex Grijelmo, creador, por otro lado, del Libro de Estilo del diario El País.
Fundéu es una fundación desprovista del menor ánimo de lucro y que se propuso como objetivo colaborar con el buen uso del idioma español, especialmente en los medios de comunicación dada la influencia que estos tienen en el desarrollo de nuestra lengua. Fundéu proporciona criterios uniformes de uso del español ofreciendo respuestas rápidas ante cualquier duda lingüística. Aparte de ofrecer en su página (www.fundeu.es/) el ya aludido Manual de Español Urgente, tiene secciones de lo más variado que podamos imaginar en asuntos de uso lingüístico: artículos de interés, un departamento de consultas que son respondidas con la máxima celeridad, recomendaciones... Y un vademécum en el que se reúnen infinidad de neologismos, expresiones y palabras de todo tipo, acompañados de las indicaciones precisas para su utilización o su rechazo; la ventana de este vademécum va cambiando constantemente y ofrece a cada instante un término o giro que podemos consultar al momento. Por ejemplo, desde que esta tarde decidí dedicar a Fondéu el apunte, han aparecido en esta ventana de la que hablo leasing, kyongo y edil/concejal, que es lo que hay ahora mismo.
Estos días se está celebrando en San Millán de la Cogolla un Seminario del Español en los noticiarios que organiza Fundéu. En el acto inaugural de dicho seminario, Álex Grijelmo ha tratado de destacar "los recursos del español para nombrar objetos que tienen menos de cien años con palabras que tienen siglos". El ejemplo para ilustrar esta afirmación me lo ofrece Zalabardo: la más antigua datación de la palabra azafata es de 1582 y designaba la 'criada que servía a la reina a vestirse', nombre que provenía de azafate, 'bandeja en la que se llevaba la ropa', palabra atestiguada por vez primera en 1496. Pues bien, azafata ha venido apareciendo en el diccionario con ese significado hasta que la edición de 1956 recogía también la de 'camarera que presta sus servicios a bordo de un avión'. Y azafato aún no aparece por el diccionario, aunque el Panhispánico de dudas, de 2005, ya lo recoge. Me parece un buen ejemplo, aunque de eso, del uso de palabras para designar nuevas realidades, seguiremos hablando mañana, porque hoy ya he sobrepasado el espacio debido.

No hay comentarios: