viernes, octubre 17, 2008


ANDALUZÍA
Cada vez que a Zalabardo le preguntan si es andaluz, suele contestar de manera indefectible: "Sí, pero no ejerzo". Esta respuesta, que para muchos es un simple chiste, un rasgo de ingenio del dueño de esta agenda, es más bien una butade, si me permitís que eche mano del galicismo; ya sabéis, si nos vamos al diccionario, una 'salida extravagante e ingeniosa de intención a menudo provocadora'. Claro que a nuestro amigo le suele ocurrir lo que a menudo sucede con tales gestos, que la gente se queda con lo que de gracioso haya, aunque sin llegar a captar la honda provocación que encierran sus palabras.
Cuento esto porque el otro día, en uno de esos paseos que acostumbro por cualquier rincón de Málaga, me encontré sobre un muro la siguiente pintada: Viva Andaluzía libre (así, con z). A ella habían añadido esta otra y declaro que quien lo hubiera hecho sí me pareció gracioso: de andaluces. No me diréis que no tiene su aquel el incremento de marras. Quien fuera, seguro es que sintonizaría a las mil maravillas con Zalabardo. Y es que muchas veces se confunde lo andaluz con lo andalucista. Zalabardo y yo, y por eso él responde de la manera reseñada, preferimos, pongo por caso, a un catalán antes que a un catalanista; a un vasco antes que a un vasquista; y, naturalmente, a un andaluz antes que a un andalucista. Andalucista es, por ejemplo y para que nos entendamos, Canal Sur, cuyos órganos rectores se empeñan, entre otras cosas, en que sus locutores hablen en andaluz. ¿Y qué es hablar en andaluz, si alguien me lo puede decir? ¿Cuál, de todas las hablas andaluzas, habrán de tomar como modelo? Y es andalucista la radiotelevisión de Andalucía cuando se empeña en que sus programas estén llenos de carapapas cuentachistes y graciosillos de barrio. ¿Que hay, en Sevilla, en Málaga, en Cádiz o en Córdoba un macarra que cuenta chistes, aunque la gracia la tengan donde los pepinos? A Canal Sur a contarlos. Como es andalucista la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía cuando se empeña en trufar los programas de anexos dedicados a la literatura andaluza. ¿Es que acaso existe una literatura andaluza desligada de la castellana? O por decirlo de una forma más exacta y más favorable a nosotros, ¿es que existe una literatura castellana desprovista del componente andaluz? Veamos, sin escarbar demasiado, esta pequeña nómina: Muccadam de Cabra, Ibn Hzam, Juan de Mena, Luis de Góngora, José María Blanco White, Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Francisco Ayala...
Los andalucistas son y han sido siempre los que han dado pie a esa nefasta imagen que fuera de nuestra tierra se tiene de nosotros. Ellos son los que dieron origen a ese pueblo que se pinta en la sin par Bienvenido Mr. Marshall y a todos esos ambientes que nos retratan como ignorantes, atrasados, supersticiosos y folclóricos. Cuando el otro día vi la pintada de que hablo, recordé un artículo publicado en El País el 13 de marzo de 1996 (ya creo haber dicho que estoy ordenando libros y papeles, por eso tengo el dato fresco) escrito por Antonio Muñoz Molina y titulado Andalucía obligatoria. En él habla, y mejor, de todo lo que estoy diciendo yo ahora. Y se quejaba amargamente de que somos nosotros quienes alentamos esta visión que fuera tienen de nosotros. Calificaba a Canal Sur de "órgano oficial de andalucización" y denunciaba que incluso con aquellos gobiernos que pudiéramos considerar más progresistas, en lugar de liberación "lo que vino es [...] la fiebre irracional e intimidatoria por todas las fiestas y tradiciones posibles, la vanagloria inepta en los localismos más agresivos y cerrados, la feria eterna, la romería y procesión eternas, programadas por la autoridad, alentadas por la radio y la televisión públicas, convertidas en una especie de narcótico brutal o en un inmenso decorado que oculta las cosas reales".
Lo sorprendente es que luego clamamos al cielo cuando se dan casos como el ocurrido en el momento de la aparición del programa procesador de textos Word que acompañaba al sistema Windows 95. Si entrábamos en el diccionario que el programa incluía, nos llevábamos la sorpresa de que andaluz es igual que cañí, gitano, flamenco y calé. Alguien podría haber alegado: "vosotros os lo habéis buscado".
Si este apunte nace de la observación de una pintada, el artículo de Muñoz Molina nacía de la lectura de que "en Huelva, de cara a la primavera, y a instancias de la Junta, han empezado a impartirse a los alumnos y a los profesores cursillos de espíritu rociero", según sus propias palabras. Le llovieron palos de todos los colores y desde todos los rincones de nuestra Comunidad, especialmente por parte de profesores onubenses que lo acusaban de tergiversar la información, cuyo núcleo, sin embargo, no negaban. ¿Quiénes salieron en su defensa? Tendría que ser un romano, hijo de extremeño e italiana, Rafael Sánchez Ferlosio, quien reivindicara la figura y las ideas expresadas por el escritor ubetense en un artículo publicado un mes después (el 28 de abril) y titulado Andalucismo. Cualquiera que tenga una idea menos peliculera y casposa de nuestra región que la que circula por ahí debe perder unos minutos en buscar y leer los dos artículos de los que hablo. Sería un buen ejercicio de reflexión.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Escritor: esta nueva edición de su agenda es más firme y más sólida que la anterior. Ahora le veo grandioso, liberado de tapujos y compromisos y dispuesto a llamar, siempre desde su noble delicadeza, las cosas por su nombre. Nosotros, los de La Colina, también haremos nuestra esa frase de Zalabardo "sí, pero no lo ejerzo", al mismo tiempo que compartimos con Muñoz Molina, el incomprendido, ese Andalucía Obligatoria (cuya dirección remito: http://ateneo.blogsome.com/2008/05/25/andalucia-obligatoria/).
Pero si 67 profesores onubenses protestaron por ello, como la señora Ramona Gallego (véase respuesta de Muñoz molina de 17/04/96), ¿acaso los actuales progresistas de izquierda han perdido el norte? Si dichos intelectuales no ven, como lo ha escrito obligatoriamente Muñoz Molina, "los dos vicios capitales del señoritismo han sido prácticamente lo único que se ha socializado en Andalucía: el fanatismo folclórico-religioso y el desdén por el trabajo", ¿es que están todos desorientados, ciegos o, simplemente, es que miran para otro lado?
Adrés Viejo y sus amigos de La Colina.