jueves, octubre 30, 2008


A PROPÓSITO DE 'LOS ÁRBOLES Y EL BOSQUE'
A todos nos habrá conmovido, al menos a Zalabardo y a mí sí, el acto en que Óscar Tulio Lozano, rehén recién liberado tras permanecer ocho años cautivo de las FARC colombianas, pedía disculpas por su incoherencia expresiva, producida por "la falta de uso de la palabra" durante tanto tiempo. Pensaríamos que una persona que pasase largo tiempo sin poder hablar explotaría en cuanto que tuviera posibilidad de hacerlo. Este hombre, por contra, titubea y se excusa por sus posibles fallos. Gran lección para tantos otros, entre los que me incluyo, que, aun sin haber tenido tales trabas, no acertamos a guardar silencio alguna que otra vez y nos damos a la verborrea sin medida. Y pasa lo que pasa.
La lectura de esta información me ha llevado, tras larga meditación y analizarlo seriamente con Zalabardo, a contestar al comentario que un compañero, también él jubilado, Antonio Huertas, hace al apunte de esta agenda titulado Los árboles y el bosque. Y es que sabéis que ya dije que no acostumbro a responder a los comentarios que esta agenda provoque por una razón de principio: que del mismo modo que yo soy libre para escribir de cualquier tema, toda persona que me lea tiene la misma libertad para opinar o disentir de lo que escribo, pues nunca pretenderé ser depositario exclusivo de la verdad y la razón; a eso añado otra norma: procurar no herir nunca a nadie con lo que digo, o, al menos, no hacerlo conscientemente. De todas formas, siempre ronda el peligro de caer en el error.
Pero resulta que, esta vez, no creo que haya lugar a la acusación que me lanza Huertas de haber descalificado a alguien; por ello, precisamente, es por lo que estimo que debo responder, para que no se interprete mi silencio como aceptación. Trataré de justificarlo. Cuando alguien expone sus ideas por escrito debe saber que se enfrenta por lo menos a cuatro niveles: el de lo que quiere decir, el de lo que realmente dice, el de cómo lo dice y el de lo que los demás interpretan que dice. Por si esto no fuese ya de por sí complejo, el lector se ha de enfrentar a otros tres, por lo menos, niveles de lectura: el de la lectura recta (el lector interpreta rectamente lo que el autor ha querido decir), el de la lectura entre líneas (el lector repone aquello que el autor pudiera haber callado porque lo da por supuesto) y el de la lectura sesgada (el lector pretende que el autor del texto dice algo que realmente no ha querido decir). Excluyo, de forma totalmente consciente, el de la incapacidad para interpretar un escrito, que, en este caso, sobra. Y no me meto aquí en la cuestión sobre de quién es la culpa cuando no se produce el recto entendimiento entre autor y lector porque eso nos metería en serios berenjenales.
Me he vuelto a leer detenidamente el apunte de marras (pues ya lo hago antes cuando lo escribo) y, sinceramente, no creo encontrar nada que pueda ser descalificador para nadie. Esa es la razón por la que concluyo en que Antonio Huertas debe haberlo leído sesgadamente y halla en él algo que yo no he pretendido. Veamos: que Aquilino Melgar y yo pensamos de diferente manera, y que nos lo hemos dicho de modo claro y educado, es una verdad objetiva e inobjetable, lo que no es malo para ninguno de los dos. Que él llevaba un tiempo trabajando mucho más en los despachos que en las aulas tampoco creo que se pueda discutir ni significa más que lo que quiere decir. Que él analiza el estado de la educación más con ojos de persona de partido que con interés meramente pedagógico es, por supuesto, una interpretación mía, ante la que solo caben dos cosas: que yo esté errado o que no lo esté y, en ninguna de las dos opciones mi opinión debe tomarse como descalificación. Que él ocupe un cargo elevado en la administración educativa es, ni más ni menos, consecuencia de los méritos que ha venido acumulando; pero también es algo que desde hace tiempo venía buscando; ¿es eso malo? ¿Se puede criticar a alguien por aspirar a algo? Yo mismo, Huertas lo dice, pretendí ser director (por cierto, una vez solo, no múltiples como afirma) y, al ser derrotado mi proyecto, me olvidé de intentarlo nuevamente. Aunque fuese por eso de no tropezar dos veces en la misma piedra. ¿O es que él, el propio Huertas, no ha tenido aspiraciones, e incluso a algo más que a una modesta dirección de instituto, sin que ello pueda suponer desdoro? Lo que no se puede evitar es que haya por ahí quienes (y Antonio Huertas tiene que estar de acuerdo conmigo) parece que arrastran durante toda su vida el desencanto, si no resquemor, provocado por cualquier frustrada aspiración.
Por tanto, repito, no creo que haya descalificación ni ofensa en mi apunte, salvo que se considere incorrecta la forma en que lo dije (tercero de los niveles que enumero arriba); si es eso, de verdad que no alcanzo a verlo; utilizo el tono desenfadado que intento emplear en toda la agenda. En cualquier caso, quede claro que nunca en mi ánimo hubo intención de descalificar. ¿O tal vez lo que molesta es que yo pueda declarar mi estima, por su valía, hacia una persona de la que se supone que estoy bastante separado en el ámbito de las ideas (que a lo mejor no lo estoy tanto)? Le pido, pues, a Antonio que vuelva a leerse el apunte y lo interprete con el sentido que yo quiero darles a mis palabras. Y, por supuesto, que sepa que nunca me he puesto ni pretendo ponerme (sería presuntuoso y fatuo) como ejemplo de nada ni para nadie. Quede eso para otros.
Como final, quiero referirme a dos aspectos de su comentario que no sé si interpreto bien. El primero: por muy jubilado que uno esté, estoy convencido de que nunca se pierde la condición de profesor; ¿o él ya la ha perdido? El segundo: por muy jubilado que uno esté, la libertad de tener opiniones y emitir juicios, respetuosos (aunque críticos) con las personas, sus opiniones y sus juicios, no nos la podrá quitar nadie.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Es una coincidencia, escritor, que junto a las "declaraciones reales" que han aparecido hoy en el libro de la periodista, que han originado un terremoto injustificado de opiniones de todos los gustos y que está sacudiendo al país (de lo que se desprende que hay personas que no pueden ejercer su derecho constitucional a opinar), estén también sus declaraciones sobre ciertos asuntos relacionados con el director de su antiguo lugar de trabajo, y que se han visto acompañadas de una agria réplica contra usted de un colega que le sale al paso.
Es coincidencia doble porque, según parece, usted tampoco tiene licencia para opinar de ciertos temas; por el contrario, su anterior compañero se ha despachado a gusto con graves y desagradables acusaciones contra usted. Tremendo error, pues ese compañero le hace un flaco favor al que fuera director y ahora todos los lectores de Zalabardo estarán releyendo el apunte que pasó desapercibido, buscando con lupa cualquier insignificante detalle que pueda interesar para engordar el morbo.
Los de La Colina así lo hemos hecho, bajo la dirección de nuestros asesores en educación, y en espera de más comidillas, queremos declarar solemnemente que no hay en ninguno de sus apuntes, y los hemos leído todos, ni una sola referencia a persona alguna que nos parezca a nuestro juicio una acusación contra alguien. Ni siquiera un trato molesto o grosero como el que ha recibido.
Hoy usted, por el contrario, sí ha sido objeto de varias acusaciones graves que transgreden las más elementales normas de cortesía y de convivencia (se la tenían guardada, eh). Y como usted, en una ocasión ya lejana, salió en defensa humana del Viejo de La Colina cuando algunos lectores protestaban contra el hecho de que el viejo pudiera tener opinión y la manifestara (otro caso similar), ahora somos nosotros los que salimos en su defensa porque vemos en usted una persona equilibrada que lo que le importa es describir objetivamente los hechos de los que se ocupa, sin acusaciones.
Saludos, escritor, seguro que hay muchos que están con usted.

Anónimo dijo...

Anestesio: eres un auténtico cobarde.

Y para sus acólitos: sí, hay una grave, implícita y falsa acusación contra alguien.

Anónimo dijo...

Hola profesor, soy Mari Paz, ¿me recuerda? No se lo creerá pero como ve no me había olvidado de su agenda. Aquí, entre muchos estudiantes de periodismo es muy conocida y a partir de ahora supongo que lo será más a tenor de la intriga que han despertado sus últimas declaraciones, no hay más que ver el comentario anterior.
La reacción de sus adversarios resulta, sin ningún género de dudas, desproporcionada e injusta, pues mientras usted usa descripciones asépticas que no le compromenten en nada y no van contra nadie, como docente de despacho, por ejemplo, a usted lo tildan hasta de cobarde (precisamente, el que más lo es por esconderse en la oscuridad del anonimato más radical). Está claro que lo poco que ha dicho está levantando algo más que ampollas, la piel misma diría yo, y es que todos esos que a partir de ahora van a reaccionar contra usted son como "la cosa nostra", una mafia encaramada a la ideología intransigente que, lamentablemente, reina en la comunidad autónoma desde hace muchos años. Pero así nos va y no hay más que ver cómo nos ven desde fuera.
Que disfrute de la jubilación. Mari Paz

Anónimo dijo...

Señorita Mari Paz: es usted tan anónima como el grupo de La Colina, sólo que coincide con éste en su ideología, que no es otra que calificar a los que no piensan como usted como practicantes de una "ideología intransigente" o "cosa nostra". También se la ve venir a usted, señorita Mari Paz.

Mari Paz II

El Cosaco Verde dijo...

Estimado Anastasio, como testigo privilegiado de gran parte de tu vida docente puedo corroborar todo cuanto has dicho. Es más, diría que has prodigado en exceso tú deseo de no insultar o descalificar en los escritos o intervenciones públicas que realizabas al expresar tus opininiones (creo que a veces hay que enseñar los dientes). Pienso que la soberbia (y la lectura sesgada) de algunos, les hace persistir en sus errores permaneciendo encaramados en la mentira y en la demagogia, y la envidia de otros que son incapaces de escribir tres lineas seguidas sin caer en la ofensa y en el insulto ramplón. Espero que no de más de sí el artículo y puedas continuar con otros más interesantes. Saludos a un gran profesional.
El Cosaco Verde

Anónimo dijo...

Estimados Sres.

Anastasio Alvarez,Antonio Huertas, Los de la Colina, la Sta. Mari Paz y el Cosaco Verde y otros (si los hubiese, claro).

Siendo la primera vez que entro en un blog, y prometo no volver a hacerlo nunca jamás en éste, quisiera hacer unas puntualizaciones a prospósito exclusivamente del bosque y el arbol, la réplica y contraréplica, etc. y todo lo correlativo.

1ª- Yo sí he compartido 18 años de trabajo con ambos (Anastasio y Aquilino), por tanto, como profesionales los conozco, como personas los conozco.

2ª- El blog de Zalabardo o como se llame esto, hace referencias a temas de profesoinalidad, pero claro, de sólo una parte (Aquilino), es obvio, que NO CUENTA ni contará la profesionalidad de la otra parte(Anastasio), que curiosamente es el autor del blog. Yo también se el porqué.

3ª- Yo he presenciado, dialécticas, careos, contraposición de ideas, como ustedes quieran llamarlo, entre ambos. Ambas partes argumentaban sus posiciones con educación y corrección; pero curiosamente, yo también, he presenciado "LAS REPLICAS (dado que no existía internet y los blog, etc.)ESCRITAS" en el único medio de difusión accesible a Anastasio, EL TABLÓN DE LA SALA DE PROFESORES; que curiosamente, Ustedes no han podido ver ni presenciar, dado que Anastasio, tras la lucha dialéctica, que generalmente acababa con una posición inmovilista, por no decir retirada, (ni menciono la palabra rendición), en la inmensa mayoría de ocasiones; y curiosamente, perdón, NUNCA han sido replicadas por la otra parte, lo que demuestra de por sí, el saber estar, la exquisitez, la caballerosidad y sobretodo el respeto a la esencia misma de la lucha, (lo de ganar o perder es lo de menos), saber cuando es el momento y el lugar, pero NO EN ESCRITOS fuera de sitio o tiempo; por poco que uno imagine una lucha (visualización espacio-temporal) sabe como se le llama a esto.
Yo también, he visto en dichos escritos, los cuales dejé de leer por las contradicciones en que incurría el propio autor desde el primer párrafo, las divagaciones y otras cosas que no quiero calificar, por la insustancialidad y la vergüenza ajena por el método empleado; para colmo, no ya no leer, sino que deje de ver cuando además aparecía yo también, hecho insólito pues no me he creido nunca merecedor de dedicarme unas palabras (vease mi seudónimo atribuido por Anastasio) dada mi condición.

4ª-Yo también, veo, que no leo,-en seguida me explico-, que el método por parte del autor del blog sigue siendo el mismo, las herramientas mas modernas.

Paso por último a explicar porque "veo" y no leo; según el propio Anastasio, cito textualmente: "Cuando alguien expone sus ideas por escrito debe saber que se enfrenta por lo menos a cuatro niveles: el de lo que quiere decir, el de lo que realmente dice, el de cómo lo dice y el de lo que los demás interpretan que dice...., el lector se ha de enfrentar a otros tres, por lo menos, niveles de lectura: el de la lectura recta ....la lectura entre líneas .....la lectura sesgada ..... Y no me meto aquí en la cuestión sobre de quién es la culpa *(¿?)* cuando no se produce el recto entendimiento entre autor y lector porque eso nos metería en serios berenjenales."

Para no aburrirles más, hay una máxima en arte:"menos es más", todo esto lo expresó hace bastantes años de manera certera otro compañero, (desde mi punto de vista ,proféticamente); se ha jubilado Anastasio; toda la vida dedicada a la enseñanza, a sus alumnos/as, a la escritura, a la crítica, otras variedades, y además según él, se sigue siendo profesor, bueno pues: "¿TE HAS ENTERADO DE ALGO?"

Hasta nunca jamás.
El Porquero de Agamenón.