miércoles, junio 23, 2010


NOS VAMOS DE VACACIONES

Hoy, 23 de junio, los compañeros del instituto han terminado su periodo de clases, aunque las actividades continúen hasta final de mes. Le comento a Zalabardo que no estaría mal que, de igual modo, nosotros echásemos el cierre hasta finales de verano y él se muestra de acuerdo.
Además, aparte de eso, hemos estado hablando de otras cosas. Concretamente, del futuro de esta agenda. Le digo que son ya cuatro años los que llevamos y que, por ello, día a día se hace más difícil mantenerla sin caer en el aburrimiento o en el cansancio. Porque encontrar nuevos temas, o nuevos enfoques, cada vez resulta más complicado.
La verdad es que ya llevamos un tiempo planteándonos el asunto y habíamos pensado seriamente en dar carpetazo e iniciar algún proyecto nuevo. Pero hoy, hablando con José Francisco y con Pablo, nos han insinuado que se podría seguir aunque buscando un aire nuevo, tanto de presentación como de contenidos. Y como esto segundo ya lo teníamos pensado, hemos creído que puede ser bueno seguir el consejo. Por ahora no quiero adelantar nada porque el proyecto todavía es eso y hace falta pulirlo.
Y como no quiero despedirme sin algún comentario lingüístico, incluyo este que me surge de la lectura de una entrevista que se le hace a María Dueñas, escritora y profesora de inglés en la Universidad de Murcia, a propósito de su novela El tiempo entre costuras. Dice en un momento: En mi éxito no hay mito, solo curro. Debo reconocer que esta última palabra, curro, me viene intrigando desde hace tiempo. ¿Por qué? Vamos a ello.
Si consultamos el DRAE, vemos que incluye la serie currar, ‘trabajar’, que marca como palabra procedente de la lengua caló o gitana; curre y curro, ‘trabajo’; y currante y currito, ‘trabajador’. En la versión incluida en su página web anuncia la inclusión para la edición vigésimo tercera de currelar, aunque sin indicar origen.
Pero si se consultan otras obras, el resultado es diferente. Así, en Manuel Seco (Diccionario del Español Actual) encontramos las series currar y currelar; curre, curro y currelo; y currante, currelante y currito, para los conceptos expresados antes.
María Moliner (Diccionario de Uso) y Víctor León (Diccionario de Argot Español) coinciden en todo menos en currelante, que no la recogen.
Pero miren ustedes por dónde, si hacemos la búsqueda al revés, es decir, partiendo de vocabularios gitanos, los resultados son asombrosamente diferentes. En Aproximación al caló, de José Antonio Plantón García, vienen currelar y currelo para ‘trabajar’ y ‘trabajo’; en cambio, para ‘trabajador’ lo que recoge es curañó.
En un Vocabulario del dialecto jitano (sic), de 1846, y compuesto por Augusto Jiménez, solamente aparece curipén, ‘trabajo’. Y un extenso Vocabulario caló-español, que consulto en versión PDF, en Internet, y del que no aparece referencia de autor, nos presenta currelar, ‘trabajar’, curripén, ‘ejercicio, oficio’ y curaró, ‘trabajador’.
Lo anterior parece indicar que el vocablo nuclear para ‘trabajar’ en la lengua caló es currelar y no currar. ¿De dónde procede esta última? Esa es la duda que me asalta desde hace bastante tiempo y para la que no tengo respuesta.
Si alguien lo sabe, le agradecería mucho que me lo dijera.
Y nada más, que paséis todos un buen verano y a la vuelta nos encontraremos con las novedades.

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