domingo, mayo 25, 2014

SÍ IMPORTA COMO ESTÉ ESCRITO



            Que Zalabardo y yo somos de otra época, incluso más del siglo pasado que del presente, no tiene discusión. Una sola prueba es suficiente: Zalabardo se niega a usar un teléfono móvil (parece que eso de teléfono portátil, que sería lo correcto, es batalla perdida). Y yo me las veo y deseo cuando, enfrentado con una de esas pantallas táctiles para tratar de encontrar un contacto, llamo a todas las personas menos a la deseada. O mi teléfono es sensible en exceso o mis dedos actúan como martillos pilones. Y no digamos si recurro al whatsapp. Mientras peleo por escribir un mensaje “al modo tradicional” (con tildes, respetando las h, escribiendo palabras completas, usando los puntos y las comas…), mi interlocutor ya ha escrito diez. Y me desespero. Y me cabreo.
            ¿Significa esto que estoy en contra de este nuevo modo de escritura sin vocales, con abreviaturas, emoticonos y demás? Rotundamente no, aunque sí pongo algunos reparos. Hace unos días, esa es la razón de este apunte, leíamos un artículo en el que se daba cuenta de que unos estudios realizados por no sé ahora qué Universidades francesas llegaban a la conclusión de que el modo de escribir en los mensajes sms y whatsapp (sigo sin saber si lo escribo bien) no afectaban en nada a los conocimientos ortográficos de los jóvenes. Se dice, lo dicen quienes defienden esta forma de escribir, que se trata de una cuestión de rapidez, de ahorro de tiempo (¡dichosa manía de las urgencias actuales!), de manifestación de rebeldía frente a la sociedad convencional y a los mayores por parte de los jóvenes y no sé cuántas cosas más; pero que, salvado eso, esa escritura no afecta en nada a la que se practica cuando se emplean otros registros. El artículo se titulaba No imprta q ste scrito asi.
            Y creo que algo sí importa. El hecho de utilizar abreviaturas y signos especiales ha existido siempre y no tengo nada, repito, contra tal tendencia. Además, todos recordaremos que, en nuestros años universitarios, nos las ingeniábamos a la hora de utilizar signos más simples que las palabras plenas para poder tomar apuntes en clase. Ahora, lo que son las cosas, los apuntes han dejado de ser en gran medida una labor personal y los venden fotocopiados y encuadernados; incluso, en ocasiones, es el propio profesor quien los vende. Vivir para ver.
            Lo que quiero dejar sentado que importa mucho, es mi opinión, el dominio de las normas básicas, que sepamos adaptarnos a la situación y al registro adecuado. Como apuntaba en dicho artículo Leonardo Gómez Torrego, una cosa son las abreviaturas, aceptables, y otra las faltas de ortografía. Porque, continúo diciéndole a Zalabardo, hay argumentos que no cuadran. Por ejemplo, en principio, no supone ninguna economía de tiempo el hecho de que lo que gana el que escribe lo tenga que perder el que lee descifrando el escrito. Y, lo principal, porque, si cada día se utilizan estos mensajes a edades más tempranas, cuando aún no se domina la ortografía, es difícil que no se acabe interiorizando fórmulas que costará desterrar cuando sea necesario (supresión de h, de tildes, de vocales, de puntos…). Dos breves ejemplos tan solo: ¿qué ahorro supone escribir kuanto en lugar de cuánto, o tkm (te quiero mucho) en lugar de tqm? Y no aporto más casos porque todos los conocemos.
            ¿Sabe la mayoría de la gente que la escritura abreviada ha existido siempre? Pero, digamos también, había una explicación para ello: los medios que dificultaban la escritura (la talla en piedra, por ejemplo), el alto precio o escasez del soporte sobre el que se escribía y, consecuentemente la necesidad de ahorro (por ejemplo, el pergamino) o, no sé si esto es lo más importante, el hecho de que hubiese que escribir a mano y con utensilios poco consistentes.
            Voy a ofrecer tres ejemplos de lo que digo y las imágenes ayudarán a entender mi argumentación. El primero es una estela funeraria romana que Francis Carter, viajero por nuestra provincia hacia 1770, encontró entre las piedras empleadas en la construcción de la torre de la iglesia parroquial de Cauche. ¿Alguno de nuestros jóvenes, o no tanto —independientemente de que se conozca o no la lengua latina— sería capaz de descifrarlo? Pues lo que esa especie de jeroglífico dice es lo siguiente: D(iis) M(anibus) S(acrum) / L(ucio) Licinio Lici / niano Aratis / pitanus vixit / annis lxxvii / P(ius) I(n) S(uis) H(ic) S(ita) E(st) S(it) T(ibi) T(erra) L(evis). Su traducción es: Consagrado a los Dioses Manes. Lucio Licinio Liciniano Aratispitano vivió 77 años. Piadoso para los suyos, aquí yace. Sea para ti la tierra leve. Tengo que reconocer dos cosas: la primera, que para la correcta interpretación de esta estela me ha ayudado mucho el trabajo Inscripciones funerarias en el mundo romano, de María Ruiz Trapero; la segunda, que ni con eso he conseguido saber qué significa L. R. P.
            Segundo ejemplo: El Beato de Liébana, al menos el manuscrito de San Miguel de la Escalada, que es el ejemplar del que dispongo, se inicia así: INNMEDNI / NSTRIIHU / XRI / INCIPITLIBERREVE / LATIONISDNI / NSTRIIHVXRI. ¿Dónde han ido a parar las vocales? La transcripción es: In Nomine Domini Nostri Ieshu Christi. Incipit Liber Revelationis Domini Nostri Ieshu Christi. Que significa: En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo. Comienza el Libro de las Revelaciones de Nuestro Señor Jesucristo.
            Y va el último. Este pertenece a las primeras páginas de la Gramática de Antonio de Nebrija. Dice este fragmento: …por ſer tã vezinos τ comarcanos, q deslindavã τ partiã termino cõ ellos. O dlõs egipcios deſpués q Jacob decẽdio cõ ſus hijos en Egipto a cauſa de aqlla hãbre q leemos enel libro dela generaciõ del cielo τ dlã tra… Si lo transcribimos a la lengua actual, literalmente, dice: …por ser tan vecinos y comarcanos, que deslindaban y partían término con ellos. O de los egipcios, después que Jacob descendió con sus hijos en Egipto a causa de aquella hambre que leemos en el libro de la Generación del cielo y de la tierra…
            O sea, que nada, o poco, hay nuevo bajo el sol. Pero de mis últimos años como profesor recuerdo que los alumnos ya empezaban a escribir, en exámenes y trabajos, utilizando abreviaturas de diversa índole y, digan lo que digan, con menos conocimientos de ortografía. Lo peor es que lo veían como cosa normal. Es decir, daban muestras de no saber diferenciar cuándo era necesario cambiar de registro, en qué momento se puede escribir (o hablar) de una forma y cuándo hay que hacerlo de otra. Esto es lo que no acabo de aceptar. Y a ellos, los alumnos de los que hablo, les costaba comprender que les prohibiera escribir en un examen como si estuvieran enviando un sms (entonces no existía el dichoso whatsapp).

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