sábado, febrero 11, 2017

A CADA CERDO LE LLEGA SU SAN MARTIN



            Del puerco no tenemos ningún provecho en toda su vida, sino mucho gasto y ruido y solo da buen día aquel en que lo matamos. Muy semejante a este animal es el avariento, porque hasta el día de su muerte no es de provecho. (Sebastián de Covarrubias)

Cerdo de san Antón, La Alberca
          
El refranero español es inagotable y si lo parcelamos en clases o categorías temáticas, cada una de ellas sigue siendo extensa. Por ejemplo, los refranes en que de una forma u otra aparece un santo. Por lo general, van asociados con el calendario y las faenas agrícolas: A san Andrés no ararle los pies; A sembrar a san Francisco aunque sea en un risco; Aceituna, una por san Juan y ciento en Navidad; Boira (niebla) en san Nicolás, agua detrás; Cuando san Andrés viene, o trae agua o nieve; Entre santa Ana y santa Magdalena, no tengas la parva en la era; El agua de san Juan quita aceite, vino y pan; La helada de santa Rita todo lo quita; El cordonazo de san Francisco (borrasca del equinoccio de otoño) por tierra y mar se ha de notar
            Le comento a Zalabardo que algunos refranes me resultan enormemente enigmáticos, porque no alcanzo su significado: Acaba tuerta, que san Bartolomé está cerca. Pero otros son ingeniosos y divertidos, como este sobre el santoral de enero: San Sebastián, el primero; detente, bruto, que el primero es san Canuto; calla, varón, que primero es san Antón. Lo entendemos si reparamos en que la festividad de estos santos se celebra, respectivamente, los días, 20, 19 y 17.

San Martín de Tours. Hôtel de Cluny. París
            Pero de los refranes de santos, me interesa hoy uno, A cada puerco le llega su san Martín, por varias razones. Primero, su significado: El Refranero multilingüe del Centro Virtual Cervantes lo explica así: ‘señala que no queda impune el comportamiento del malvado, pues antes o después, quien ha obrado mal recibe su castigo’. Vayamos por partes: lo primero que habría que señalar es que, hoy, este refrán se usa transformado. No se dice puerco, sino cerdo. ¿Por qué? Porque el refrán es muy antiguo y la palabra cerdo (eufemismo creado para abreviar ‘ganado de cerdas’) apareció tardíamente, ya que no la documentamos hasta 1729. El cambio de una a otra palabra nos lo explica muy bien Corominas: tuvo lugar cuando puerco, junto a marrano y cochino, comenzaron a sentirse como palabras de mal tono y ofensivas y se sustituyeron por cerdo. De hecho, le hago observar a Zalabardo, la mayor parte de nuestras palabras relacionadas con este animal proceden de puerco: porcino, porquerizo, po(r)cilga, emporcar, porquería
            ¿Pero qué tiene que ver un puerco con san Martín? El cerdo es un animal del que diríamos que está concebido para ser engordado y posteriormente sacrificado en la matanza para tener alimento. Y hemos de regresar al calendario. La costumbre hace que la matanza se celebre en torno a la festividad de san Martín de Tours, 11 de noviembre, momento en que suelen darse unos días de temperaturas templadas (no se olvide el veranillo de san Martín) antes de que entren los fríos.
            Otra cuestión es por qué se relaciona la matanza con el hecho de que todo mal recibirá su castigo llegado el momento. ¿De dónde le viene al cerdo su mala fama? James Hall, en su Diccionario de temas y símbolos artísticos, nos cuenta que ya en la ley mosaica el puerco era tenido por animal impuro y que en la Edad Media se tomó como símbolo de la glotonería y la lujuria. Miremos incluso el juicio de Covarrubias. El cerdo no es animal de trabajo ni produce otra cosa que no sea su propia carne. Eso aclara que, frente al refrán que comentamos, exista este otro, laudatorio: Del cerdo, hasta los andares, porque todo se aprovecha.

La tentación de san Antonio, Dalí. Bruselas
            Zalabardo, en este punto, me pregunta que, si tan mal es considerado el cerdo en diferentes culturas y momentos, ¿por qué san Antón, patrón de los animales, es representado siempre acompañado de uno? La pregunta no deja de tener su miga y las respuestas existentes son varias. Comienzo por aclararle que este san Antón no es otro que san Antonio Abad o san Antonio el Grande, santo que vivió como anacoreta muchos años y de quien se dice que padeció, y venció, las tentaciones del diablo. Hall, citado antes, dice que, como muchos anacoretas, san Antonio (o san Antón) sufrió alucinaciones,  que son las que se interpretan como tentaciones diabólicas. En ellas se ve atacado por demonios que lo arrebatan de su celda y lo elevan por los aires y lo tientan, especialmente con la lujuria. Se cuenta que san Antonio resistió estas tentaciones haciéndoles frente con un crucifijo.

San Antón. Museo de Málaga
            Y creo que hemos llegado al meollo. La iconografía se ha valido bastante de este santo y del tema de las tentaciones. Así, como el cerdo se consideraba símbolo de la lujuria, se presenta al santo acompañado de uno para indicar que venció al demonio y lo sometió. Pero es que hay algunas versiones más, de las que me quedo con una. Se cuenta también que, estando en el desierto, se le acercó una jabalina (especie salvaje del cerdo) con sus jabatos, que estaban ciegos, y pidió al santo que los curara. San Antón (o san Antonio) hizo el milagro y, desde entonces, la jabalina no se separó de él. Esa historia (entre otras, pues este santo da para mucho) ayuda a entender por qué se lo considera patrón de los animales, pero crea, a la vez un litigio; el animal que acompaña al santo, ¿debiera ser un cerdo o un jabalí? En cualquier caso, en los orígenes, puerco designaba tanto a uno como a otro.

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